No sabemos muy bien cómo definirnos y aún no hemos conseguido explicar a nuestras madres o a la señora de la ventanilla de Hacienda a qué nos dedicamos. Nos sentimos mucho mas cómodos entre palabras como estudio, creatividad, innovación o boutique.
Somos más ingenieros que publicistas y más doers y thinkers que directores de cuentas (por un mundo sin directores de cuentas). Quizá podíamos haber montado un grupo de música, pero somos más de grasa.