Black Coffee es un local diseñado para transportar quien entra a un ambiente depurado del caos típico del centro de las ciudades. Con esta idea por delante se ha tomado la decisión de eliminar toda referencia al color, optando por la pureza del blanco y negro como tonos predominantes.
En este ambiente de formas limpias y colores sobrios la vegetación, junto con la madera, entra con fuerza en el proyecto pretendiendo transmitir a sus clientes la cercanía a la naturaleza.
Los jardines verticales envuelven el espacio donde el aroma del café te transporta a mundos lejanos, permitiendo al cliente relajarse ajeno al ruidoso mundo de la ciudad que finalmente ha quedado atrás, muy lejos de las puertas de este local.