Independientemente de nuestra condición social, de nuestra capacidad intelectual, del sexo, del origen o del color de la piel, los hombres, sin excepción, compartimos un valor: la dignidad.
Todos los hombres tenemos un punto infranqueable, en el fondo de nuestra alma, un punto de orgullo como personas. Una fuente de energía que sigue brillante incluso en los momentos más duros de nuestra vida, especialmente cuando otro ser humano nos degrada y nos humilla; quizá se atenúa, pero nunca se apaga.
La dignidad es aquella fuerza interior del hombre que nos mantiene derechos a pesar de las adversidades y nos ayuda a sonreír. Con este cava, queremos rendir homenaje a este valor.