Diseñar una botella era el origen del proyecto. Con el diseño de esta me propuse plasmar la esencia de un vino de alta calidad. Al pensar en un artículo premium, y jugando con el concepto de realeza, me inspiré en las fichas del ajedrez, siendo la reina la elegida por su versatilidad y elegancia en el juego.
Para alcanzar la idea de algo lujoso le dí una apariencia de joya, de diamante más específicamente. El vidrio tiene un acabado mate en la superficie, lo que evita que se impriman las huellas dactilares al manejar la botella.
La botella es ergonómica gracias a la forma de la pieza, que favorece su manipulación. La etiqueta busca ser lo más sencilla posible para no quitarle protagonismo al resto de la botella.
Tanto la parte delantera como la trasera disponen de un troquel con forma de corona.