Un pecoso desastre nació el 16 de Mayo de 1995. Podría deciros que mi sueño siempre fue el de pegar la nariz a la pantalla de un ordenador en busca del diseño perfecto, pero os mentiría. La realidad, que a menudo suele ser más decepcionante que las increíbles historias que se cuentan en el cine –y en los currículums-, es bien distinta. Desde que recuerdo y hasta hace más bien poco, he traído de cabeza a mi madre. Nunca me gustó estudiar y, a pesar de quererla con locura, tampoco fui un buen ejemplo para mi hermana. Sería más fácil resumiros mi vida hablando de los errores que cometí, antes que de mis triunfos.
Recuerdo la adolescencia como una pesadilla horrible traducida en horas de instituto, mucha presión sobre los hombros y la infructuosa sensación de no encajar en ningún sitio. De hecho, el barco de mi futuro ya se predecía como digno sucesor del Titanic hasta que un glorioso día de cuya fecha no puedo acordarme (la falta de memoria es otra de mis extraordinarias cualidades, quien me conoció lo sabe) decidí descargarme el archiconocido Adobe Illustrator en mi ordenador.
Las posibilidades que nunca antes simpatizaron conmigo, aparecieron ante mis ojos. Siempre supe que el color, las líneas, la composición y el arte en todas sus amplias posibilidades habían formado parte de mi manera de expresarme, pero en ése momento cobraron más significado que nunca. Recuerdo búsquedas frenéticas de tutoriales, de diseñadores, de artistas, de inspiración y técnicas hasta altas horas de madrugada. Y también como, por fin, sentí haber encontrado el camino correcto.