No soy la primera persona a la que se le ocurre tratar el tema de la ansiedad en un trabajo fotográfico. Muchas personas antes de mí, y probablemente a la vez que yo, lo han hecho. También es bastante probable que esas personas sintieran en su propia piel cómo sus vidas se desequilibraron desde la raíz, e impotentes, fueron espectadores de su propia historia durante un tiempo.
Los problemas de salud mental no son algo nuevo, ni poco frecuente. Y aún así, aún habiendo un alto porcentaje de la población sufríendolo, la mayoría de las personas hablan de ellos con recelo. Sabemos lo que es la esquizofrenia, un conocido de un conocido la padecía. Sabemos lo que es la depresión, nuestra cuñada lo pasó muy mal, al parecer. Sabemos lo que es la ansiedad y el tdha, el hijo del vecino tenía problemas con ello y hacía algunas cosas raras....
Estamos rodeados de casos, pero desde fuera se ve como algo extravagante y que le pasa al otro, algo que en el fondo nos parece una debilidad. Hasta que eres tú mismo quien un día pierde el control de su vida durante meses. O tu padre, o tu madre, o tu hermano. Y aún entonces se apodera de ti el pensamiento de que es fruto de una debilidad que te hace sentir inferior, y demás estigmas. Por suerte, cuando consigues levantarte del golpe, tienes la oportunidad de aprender mucho de la experiencia. De comprender de verdad. De hacer entender a otros cuál es la realidad de la cuestión.
Para mí, fotografiar la ansiedad tiene dos fines: el alivio de expresar los sentimientos que te bloquearon, o bloquean, y mostrar esto al mundo desde tus ojos. Con suerte, este proyecto hará entender un poco más a aquellos para los que solo era lo que le pasaba al hijo de la vecino; o enseñará a quien lo sufre que hay una forma de escape y de expresión, que sirve como terapia como son la fotografía y el arte. Por ambas cosas, decidí tratar y trabajar este tema y crear este diario con reflexiones, fotografías y diferentes técnicas para expresar mi proceso de convivencia con la ansiedad.