Al nombrar el proyecto Burgatoi hacemos nuestro un término del mundo naútico que se refiere a una pieza de madera curvada utilizada en la construcción de un navío. La idea es hacer un símil con la construcción curva del espacio habitable en esta vivienda La antigua oficina y posterior vivienda forma parte del ensanche Bilbaíno, se ubica en la última planta de un edificio de los años 60 de escaso interés arquitectónico. La estructura primaria está compuesta por la típica retícula de pórticos de hormigón armado, si bien la estructura de cubierta está resuelta mediante elementos portantes de madera con una cobertura de teja plana marsellesa. Esta cubierta parece que fue añadida con posterioridad. El estado del espacio que nos encontramos fue una planta en forma de L estrecha y alargada. Además, estaba interrumpida por los elementos verticales de la estructura que guardaban un orden y por una serie de “patiejos” (1m*1m) de ventilación desordenados que parecían distorsionar futuras distribuciones. Previo al planteamiento de la propuesta definitiva se acordó con el vecino colindante, la adhesión de una superficie al proyecto con el objetivo de disponer de fachada a la calle y un espacio exterior de terraza. La planta de partida es fruto de esta operación. El destinatario final es una joven pareja y su pequeño hijo. El desarrollo del programa funcional estaba definido con el clásico espacio diurno de Cocina-Comedor-Estar y la zona privada nocturna de dos dormitorios, uno de ellos, debía integrar también un baño completo. En la propuesta formal que a la postre determina y articula la relación entre las estancias públicas y privadas, se buscaba dotar de personalidad propia a la vivienda, de manera que los clientes se pudieran sentir identificados con el diseño no convencional propuesto. Para ello se introdujo un elemento artificial, con una geometría que se alejara de la forma compartimentada y recta propiciando unas relaciones cotidianas más fluidas Se trata de un proyecto de reforma interior en el que el carácter expresivo se ensalza a través del gesto continuo vinculado al trazado de una curva. Un concepto que recuerda al paseo arquitectónico, el “promenade” de Le Corbusier, descubrir la vivienda a medida que se transita secuenciando el programa desde los espacios de uso diurno hasta los de uso nocturno como una cinta que la recorre a lo largo de su eje longitudinal. Mediante esta operación se perseguían dos objetivos. El primero, entender la vivienda como una secuencia de espacios continuos que permitan ser flexibles en cuanto a su uso, evitando así pasillos en la zona de día a la vez que se convierten en estancias fluidas. El segundo, ocultar los “patiejos” de ventilación desperdigados aprovechando los intersticios para albergar los servicios y almacenajes necesarios. La suma de estos conceptos en colaboración con la personalidad, confianza y valentía aportada por los clientes engendró el esbozo de una suave curva capaz de ser forma y función de forma simultánea trabajando como vertebradora y organizadora del programa de usos requeridos. El siguiente punto clave del encargo se convirtió en acotar la secuencia de hechos que se situarían dentro del espacio curvado como los servicios de día (cocina, lavadero y baño), así como la habitación secundaria en la zona de noche. La Luz es otro aspecto fundamental del concepto de curva, ya que su incidencia provoca una variación de intensidad en su reflejo, dando una sensación de flexibilidad y elasticidad del elemento que transforma espacialmente el volumen. La materialidad de Burgatoi también se eligió en términos de elegancia y confort. El revestimiento de este paramento centró la atención de la actuación. Por un lado, su diseño marcadamente vertical estiliza el elemento curvo, su geometría de piezas triangulares de madera texturiza la piel de la curva, que en relación con la luz enfatiza su efecto, creando un movimiento rítmico de claro-oscuros. Por otro lado, la madera como revestimiento principal incrementa la sensación de calidez, característica que entendemos debe vincularse siempre en el diseño de un hogar. Esta piel de piezas triangulares lacada en color azul expresa el carácter alegre que los clientes querían dotar a la casa. El efecto de volumen que produce la textura en la curva hace que ésta se signifique del resto del volumen espacial. Esta solución permitía que todos los elementos que envuelve este paramento, como puertas, cocina, banco etc. estuvieran integrados y velados con el mismo lenguaje. El suelo que recorre la reforma es un suelo continúo de resinas epoxi de color gris con la intención de acompañar y acentuar la continuidad espacial. El resto de acabados se limitan a ser simples y neutrales, cuidando minuciosamente la elección de mobiliario para completar con piezas únicas y singulares que aporten personalidad contribuyendo a ese carácter del que se le quiere dotar al proyecto. Mención especial merece la habitación principal como culminación del paseo arquitectónico o “promenade” de la casa que se acentúa en el pequeño tramo de pasillo que relaciona la zona fluida y expansiva de día con la zona privada de noche, que está concebido como una curva estrecha enfatizada por una pendiente que desemboca en el espacio más alto y abierto de la vivienda. Esta última estancia mantiene las directrices principales del proyecto, combina los diferentes elementos, como bañera, mesa, vestidor y cama, para crear un espacio único integrado visualmente. En definitiva, se ha concebido un diseño rotundo mediante un elemento artificial que vertebre la casa en cuanto a su organización espacial, a la vez que sea capaz de contener todos los servicios e imprima carácter a la intervención. Debido a ello se ha estimado la neutralidad y la reducción de variedad en la selección y uso de los materiales en el conjunto de la vivienda, respetando así el telón de fondo.
