Se trata de un envase contenedor de lubricante para la cadena de la bicicleta con una capacidad de 120 ml. Está dotado en su extremo de un rodillo giratorio de espuma de densidad media cuya misión es la de repartir de un modo uniforme el producto a lo largo de la cadena.
Este aplicador rotativo se embebe del contenido líquido aprovechando una de sus cualidades: la capilaridad. Debido a que es absorbente, no gotea ni derrama lubricante resultando un ahorro de recursos económicos. Al aprovechar al máximo el contenido se optimiza el impacto ecológico provocado por la fabricación industrial y la distribución de este producto.
Este diseño se presenta con la misión de ser un objeto que pueda ser utilizado tanto por ciclistas (principiantes, amateurs y profesionales) como por profesionales de la mecánica. Su volumetría plana permite poder portarlo en los bolsillos de los ajustados maillots evitando las molestias ocasionadas por los envases cilíndricos actuales.
Kerós se produce con plástico reciclado transformado por los procesos productivos de inyección (tapón) y extrusión soplado (recipiente). En definitiva, se trata de un producto práctico con distintas mejoras funcionales respecto a los modelos actuales que facilita la aplicación de lubricantes en el sector ciclista.
La identidad verbal de kerós proviene del griego clásico y significa cera. La identidad gráfica se inspira en el envase y su código cromático supone distinción en el punto de venta.