Para la creación de marca, recurrimos a una tradición, La Tarasca, no solamente para nombrar el local, si no para generar contenido a partir de su imaginería y a través de lo que significa ser granaíno.
Por eso cogemos dos elementos fundamentales de la cultura de la ciudad: el lenguaje, con su acento, sus expresiones, ‘el habla’ granaína, y la imaginería de La Tarasca, una suerte de procesión laica, algo muy granaíno y divertido (ocio, esparcimiento, inclusión).
La gráfica llevada al espacio. Para integrar la gráfica en el espacio, partimos de la la misma gama cromática planteada en el interiorismo, con ese azul petróleo como protagonista.
Además recogimos la tradición de la rotulación tan presente en la iconografía de las tascas de nuestro país. Por ello el logotipo y algunos elementos en cristales y pizarra, están pintados a mano.