La diseñadora se inspira en el trastorno alimenticio que vivió para crear una colección de seis looks que representan los diferentes estados de ánimo que experimentó durante la enfermedad, así como la relación mente-cuerpo hasta alcanzar la estabilidad, jugando con el color, las texturas y los volúmenes.
Como hilo conductor de la colección ha utilizado las flores y su colorido para crear un símil con el cuerpo durante todas las etapas de la enfermedad. Partiendo de una flor marchita por falta de riego (anorexia), a otra regada en exceso (bulimia), finalizando con una explosión de color y luz una vez superado el trastorno.
También ha reflejado la relación entre mente y cuerpo a lo largo de los años, mediante el contraste de volúmenes. Creando desde prendas ajustadas que simulan una segunda piel hasta otras con exageradas siluetas, en las cuales siempre están presentes las líneas femeninas.