La Plaza de Toros de València ha convertido su espacio en un recinto donde, además de toros, se dé cabida a multitud de actividades culturales, espectáculos y eventos a lo largo de todo el año.
El reto consistía en, a través de una imagen, darle un nuevo significado a un espacio de la arquitectura valenciana tan socialmente consolidado. La solución fue trabajar a partir de un círculo, un punto de encuentro pero en movimiento, algo semblante a un caleidoscopio.
Sustituimos los arcos homogéneos de la plaza por figuras geométricas diferentes, que transmitieran la sensación de alegría, de fiesta y de pluralidad. A través de la diversidad de colores y de elementos, se da una proyección mayor a este espacio, más allá de su uso taurino.
Se convierte así en un marasmo vivo de colores y formas dinámicas que transmiten un concepto festivo de este emplazamiento arquitectónico. Frente al cromatismo de la imagen, el logo en si mismo (que recoge el nombre Plaça de Bous) se decanta por una tipografía sobria en color blanco sobre fondo negro para reforzar así la solidez y la personalidad.
La marca requería de logotipo contundente que aporta peso y claridad a todo el concepto. Ambos elementos se complementan y sirven de contrapunto el uno del otro. Así se logra un mayor impacto visual.