La felicidad y el bienestar en el trabajo se han convertido en una de las principales preocupaciones en nuestra sociedad. Hemos vivido un año de pandemia que ha puesto en jaque nuestras estructuras económicas y sociales y nos ha hecho replantearnos la forma en la que vivimos y trabajamos.
En 2021 la salud mental se ha convertido en la gran protagonista y nuestros intereses han cambiado. Los trabajadores ya no quieren un trabajo a costa de cualquier cosa, queremos un trabajo que nos permita hacer nuestra vida y en el que nos sintamos realizados y a gusto.
En definitiva, queremos ir cada día contentos a nuestro puesto de trabajo. Para esto nace The Smilist, una empresa que busca llevar la felicidad en el trabajo a todas las empresas.
Es una compañía formada por un grupo de profesionales que cree que ser feliz en el trabajo es posible y quiere ayudar a las empresas a desarrollar procesos, dinámicas, actitudes y comportamientos que contribuyan a mejorar el bienestar y la felicidad de los trabajadores.
No en vano, su tagline es Unexpected mondays porque propone unos lunes que no te esperes. Su misión es convertir los lunes en viernes. ¿Inesperado, verdad?Bajo este concepto, el de lo inesperado, gira la identidad visual, que busca transmitir que puedes encontrar las cosas donde menos lo esperas, que la vida está llena de pequeños detalles que aparecen donde no buscamos y que la felicidad también la podemos encontrar en el trabajo.
Para el logotipo escogimos una tipografía con serifa que transmite seriedad y profesionalidad, y hemos insinuado una sonrisa jugando con los espacios en blanco entre las dos palabras del nombre.
Lo rematamos con un punto que simboliza el final pero también el principio. Un punto que se convierte en una chistera de mago y del que salen toda clase de cosas inesperadas. Así, jugamos con esta idea y el lenguaje gráfico se apropia de esto para, a través de círculos, enmarcar fotografías que salen de estos círculos que componen el sistema de marca.
De la misma forma, los iconos son círculos de los que ‘salen’ cosas, pero no los iconos habituales, sino conejos, cohetes o brotes. Este concepto de lo inesperado lo trasladamos a la dirección de arte y realizamos una sesión fotográfica en la que, entre los elementos cotidianos de la oficina, también nos encontramos cosas inesperadas.
Objetos que evocan el concepto de felicidad y que, en principio, no deberían estar ahí. Esto busca reforzar el mensaje de la marca: se puede ser feliz en el trabajo. Es más, se DEBE ser feliz en el trabajo.
Aunque parezca imposible, aunque a veces nos cueste creerlo The Smilist está aquí para eso: para hacerte ver que lo inesperado puede estar esperándote en cualquier parte, y que sí, que puedes encontrar la felicidad justo debajo de la silla de tu oficina.
Para contrarrestar los conejos que salen de puntos finales, las narices de payaso y demás cosas inesperadas, incorporamos al universo visual de la marca algunos elementos que la hicieran conectar con la parte más conservadora del B2B, como una tipografía sin serifa muy sobria o tonos azules muy ligados al sector, que contrastan con el amarillo, muy ligado a la idea de felicidad.
Éstos colores se utilizan en degradados, para transmitir la idea de transformación y desarrollo, una analogía de cómo se transforman y evolucionan las compañías tras su paso por The Smilist.
