El autor de Teatrería es Antonio Espuch y Antonio es un tipo feliz. Dicho esto:La biografía de Antonio se compone de una historia de concatenaciones de fracasos de todo tipo: fracasos ordenados, caóticos, cruzados, armónicos, edulcorados, contextualizados y descontextualizados, disfrazados, graciosos, traidores, divertidos, lúdicos, estúpidos, bienintencionados y/o brutalmente aplastantes.
Teniendo esto claro, ahora comenzamos: hace mucho, mucho tiempo, Antonio (a partir de ahora “Antonio”) forma una banda rock. Dos años y tres conciertos después, la banda se disuelve.
Más tarde, Antonio decide que la pasión de su vida es el cine y que va a ser una estrella. En lugar de hacer camino comienza a estudiar Publicidad en la Universidad de Alicante.
Cinco meses después Antonio abandona sus estudios. Paralelamente a su estancia en la Universidad, Antonio se apunta a la escuela municipal de teatro de su pueblo. Comienza a actuar en pequeñas producciones hasta que, una vez tirada la toalla con Publicidad, se anima a estudiar Dirección de escena en la Escuela Superior de Arte Dramático de Murcia.
Como podéis comprobar, aquí se ha producido un pequeño giro: Antonio ha decidido pasarse a la dirección. Cuatro años después Antonio acaba sus estudios con muy buena nota. ¡¿No ha habido tragedia?! ¡¿No hay fracaso?! ¡¿Hemos sido engañados?! No es eso, esperad un poco.
Nada mejor como dar un poco de esperanzas para que el golpe sea más atronador. Los años transcurren para Antonio entre proyectos, momentos efímeros de bonanza, parejas rotas, amistades alejadas, parejas nuevas, proyectos ruinosos, amistades reencontradas, trabajos precarios y proyectos que nacen y mueren en el mismo día.
Antonio, poco a poco se va dando cuenta de que vive instalado en un bucle; siempre se inicia en el mismo punto y va a parar al mismo punto. Para volver a empezar. En el mismo punto.
Esto. . . Sigamos. . . Antonio, tras más de diez desde que terminó sus estudios, deja el teatro a un lado. Esto sumerge su existencia en un vacío vital en el que se siente desorientado, perdido y angustiado.
Antonio no sabe qué hacer. Todo se vuelve negro. El tiempo pasa lento, muy lento. Y ya. Hasta aquí. Hay que cambiar. Así que Antonio decide tomar una decisión. Apoyado por su pareja (esta vez, la buena), se marcha a Granada a estudiar diseño gráfico.
Previamente ha comenzado a hacer cursos, cursillos online y tiene esperanza. Ha encontrado en el diseño un sitio donde centrar sus esfuerzos. Antonio sonríe, se siente feliz. Además, piensa que los conocimientos de composición, narrativa y estética adquiridos pueden ayudarle a comprender mejor las cosas.
Así volvemos al principio: Antonio es feliz. Por suerte, Antonio es un tipo con sentido del humor. El diseño ha sido un componente muy importante para él en los últimos tiempos. Antonio decide que debe dedicarse al diseño gráfico.
Esperemos que está vez todo vaya bien.
