Mi viaje con la cerámica comenzó en 2016, después de una carrera de 20 años como diseñadora gráfica, ilustradora y diseño web. Pero fue mucho antes cuando tuve mi primera toma de contacto con un torno alfarero, concretamente a los 22 años, tuve la oportunidad de utilizarlo brevemente, fue una espinita que se me quedó clavada y que no pude quitarme hasta 20 años más tarde.
Nací en Cestona, un pequeño pueblo de Guipúzcoa, pero siendo muy pequeña mis padres viajaron a Venezuela, país en el que me crié y realicé mis estudios de Publicidad. Comencé a trabajar en Diseño Gráfico, en una era digital, en donde todo se realizaba a través del ordenador.
Tras pocos años colaborando en diferentes Agencias de Publicidad, decidí volver a Euskadi, concretamente a Zarautz. En el año 2002 empecé a trabajar en una conocida empresa de comunicación gráfica llamada Otzarreta Think and Make, y donde actualmente sigo trabajando en el departamento de Diseño Gráfico y Web.
En el 2009 debido a la dinámica de trabajo que tenía como diseñadora web, sentí la necesidad de recuperar mi parte más artesanal. Tanta tecnología, lenguajes de programación, scripts, me estaban saturando.
Por lo que empecé de nuevo a dibujar. Poco a poco comencé a buscar, investigar y descubrir nuevas formas de expresarme a través de mis dibujos, esculturas, grabados, serigrafías, etc, pero eso no era todo, todavía estaba por reaparecer la cerámica.
En otoño del 2016 comencé un curso intensivo de cerámica en torno alfarero. Hice muchos cuencos y me volví adicta a la arcilla. También descubrí otras técnicas; placas, pellizco, churros, todas sumamente interesantes, así que decidí seguir aprendiendo y estudiar también los esmaltes que es otro mundo en sí.
Ahora tengo 43 años, sigo yendo a la escuela de cerámica y todos los días aprendo algo nuevo.