El desarrollo de las Termas Oníricas, viene motivado por la voluntad de generar un espacio que haga mención al mundo de los sueños, a los lugares que son capaces de desorientarnos más allá de la ubicación. No obstante esta idea también busca adaptar las antiguas costumbres romanas al espacio disponible, dando como resultado unas termas con el aspecto hablado y funciones de reunión social, de interacción humana. Parte del valor del proyecto reside en la conservación de la mayoría de la estructura original de la nave abandonada 16 de Matadero, en Madrid, implementando tan solo pequeños cambios. Estos cambios de serán los responsables de generar perspectivas que interactúen entre los diferentes forjados, dando pie a mayor número de vistas y narrativas. Por ejemplo, al cubrir todos los muros verticales, se busca que la iluminación sea la única fuente de luz, para usarla a forma de guía, tal y como en los sueños sucede. De igual manera, este tipo de iluminación permite a las personas transitar la zona sin ser el punto de vista, generar un espacio más ambiguo, que se amplía en los puntos de reunión, cuya iluminación es mayor. El elemento más iluminado es la estructura central, conformada por patios circulares que cobijan a un conjunto de piscinas conectadas por dos grandes escaleras de forma helicoidal (cada una lleva a una temperatura). La estructura vista en planta se inspira en una carta astral, mundo muy relacionado con lo onírico. A sendos lados de esta estructura nos encontramos dos grandes portones a modo de altares, donde se albergan diferentes funciones, desde sauna, hasta duchas o accesos a la sala. El espacio generado se ha creado mezclando características del espacio árbol, con el espacio escalera, buscando un gran recorrido a explorar. Al principio las ideas se basaron en un espacio laberinto, pero fue evolucionando hacia una idea que conservase más la estructura de la nave original.
