Una imagen te puede transportar a un momento, y que hay más memorable y único que un atardecer. No se necesitan mil colores en el cielo para que esa imagen te transporte a aquel día en el que sentiste aquello.
No importa dónde estés para que en ese instante en el que miras al horizonte buscando una respuesta o calma para tus pensamientos parezca que se para el mundo. Otra cosa que considero que es única es una fotografía analógica.
Estamos acostumbrados a tomar mil fotos a algo, pero ese momento en el que decides sacar una fotografía que no vas a ver de manera instantánea es especial. Has elegido ese momento por una razón en concreto.
Estas fotografías las hice en Mallorca y me recuerdan esos días en los que aún tenía entregas en la universidad pero reservaba ese momento a las nueve y media de la noche para dar un paseo y simplemente observar.
Cuando estoy enfrente del mar viendo cómo tímidamente se esconde el sol, no necesito nada más. Son tres fotografías que, siendo distintas las tres, me transmiten tranquilidad. Sé que ese momento no se va a repetir, pero otro igual o mejor vendrá.
Y los atardeceres en el mar siempre tendrán ese brillo especial que hace que muchas personas lo quieran observar y admirar. EL fin del día llega pero uno nuevo comienza.