La historia de este pequeño café comienza en el año 2020 cuando la hija del propietario decide salvar y restaurar la casa que lo alberga, una casa de los años 30s en la Colonia Mirador en Monterrey Nuevo León. Al visitar la casa sentimos la increíble energía que guardaba dentro. Entre ecos los muros susurraban las historias y memorias que seguían vivas en sus gruesos muros de sillar. El café se proyecta dentro del garage de la casa. En un espacio de 35m2 se busca crear un espacio que invite y cuente la historia de la casa que originalmente pertenecía a dos tías abuelas de Ana Enriqueta nuestra clienta. El portón original se interviene para abrir el café a la ciudad y su modulación se repite al interior del espacio. Restaurika, quien restauró la casa nos apoyó cubriendo los muros con aplanados y pintura a la cal, un material natural hecho con baba de nopal y pigmentos naturales que permiten que los muros de sillar respiren. Se diseña un parque de bolsillo dentro del predio que además de generar un área de sentado al exterior le regala a la ciudad un pequeño espacio público. La marca, desarrollada por Honesto, está presente en las estrellas del piso cerámico personalizado honrando a los clásicos pisos de pasta de la época. Con fotografías originales, del contexto y recortes de revistas de la época se termina de contar la historia de la casa en los collages elaborados por la artista Nora Ivette Cavazos. Café Fortuita es un claro ejemplo que la restauración ayuda a sanar y regenerar el tejido urbano en áreas que se han visto afectadas por la gentrificación.
