La exposición .zip presenta las nuevas formas de arte del mundo actual y cómo la digitalización afecta en su consumo. Este proyecto consiste en la creación de una identidad de marca vinculada a una exposición y una gráfica completa para la sala que aporta valor al concepto expositivo. El objetivo principal es generar un espacio de promoción de artistas jóvenes con gran presencia en las redes sociales o que dedican su obra a reflexionar sobre ellas. Los museos siempre se han considerado lugares de culto al “verdadero arte”. Para acabar con esta imagen tan divinizada, se introducen obras que nunca se esperaría ver en un museo para sorprender al visitante. También se aprovecha la oportunidad para hablar de arte digital sin entrar en terrenos de especulación e inversiones, que tanta atención han llamado estos últimos años. Se habla de este tipo de arte desde un punto de vista reivindicativo como manera de dar voz a jóvenes creadores que hasta ahora no habían tenido oportunidad de entrar en ambientes tan solemnes como un museo. La exposición .zip busca discernir la diferenciación tan profunda entre alta y baja cultura acercando elementos de la baja cultura a los ambientes de la alta. La mezcla de los públicos de las dos caras de la moneda en este espacio pretende incentivar la reflexión y el descubrimientos de nuevos campos artísticos para ambos lados. Se propone la Sala de Bóvedas del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía para albergar la exposición por sus características contextuales y de espacio. La elección de un museo reconocido en el Paseo del Arte de Madrid quiere acercar a los jóvenes a los museos y sorprender a sus visitantes más asiduos. La exposición sumerge al visitante en un micro universo que se actualiza constantemente. Para ello, las salas tan sólo contarán con pantallas en continuo cambio. La exposición que puede visitarse a las 10 de la mañana nunca será la misma que la de las 7 de la tarde, al igual que en redes sociales el contenido cambia ininterrumpidamente. La batería de obras se reproducirá en bucle de manera aleatoria, generando así una infinidad de combinaciones. El catálogo cuenta con una cubierta negra reflectante que imita la pantalla apagada del teléfono. Al abrirse, tiene unas proporciones de 16:9. En su interior se recogen los proyectos que se han podido ver en las pantallas durante el tiempo de exposición. Se incluye una miga de pan en forma de tira de fotos, recordando a las galerías de imágenes de nuestros teléfonos. La estética escogida bebe del feísmo y la tecnología de principios de siglo. Mezcla lo físico con lo digital de manera irónica, usando tipografías pixeladas y ventanas de ordenador antiguas como marcos de foto.
