Este proyecto comenzó con una idea clara: el vino quería transmitir una visión positiva de la vida, ser una celebración de la misma y de sus pequeños placeres.
Se trata de un vino joven, con media crianza, equilibrado y redondo, perfecto para aquellos que se están iniciando en el mundo del vino y buscan una opción poco compleja, con un paso agradable por la boca.
El nombre del vino, un juego de palabras, evoca:
– por una parte, el breve paso del vino por barrica, durante un período de tiempo justo para redondearlo
– por otra parte, hace referencia a ese gesto que hacemos, como un amuleto, que es casi un juego para mantener la buena suerte.
El diseño resultante recoge toda esta información y la traslada a una gráfica con una paleta de color vibrante, que nos transmite alegría y frescura.
Es un diseño con dos niveles:
– en primer plano las siluetas que crea la línea negra evocan situaciones, momentos, de los que disfrutar al máximo en buena compañía.
– en un segundo plano se encuentran las letras que conforman el nombre del vino a modo de manchas de color que, colocadas de una manera casi caótica, aportan dinamismo al diseño, haciendo alusión al juego y el desenfado.
En resumen, ¡un diseño para un vino con el que disfrutar de la vida!